Una vez más, me toca levantarme una mañana y orar a Dios por nuestro país, por su gente, por la Democracia que supimos conseguir, por nuestro gobernantes.
Una vez más, sé que más allá de la ideología del grupo gobernante debo defender las instituciones y la voluntad de la mayoría. Lo seguiré haciendo. Es mi deber de ciudadano. Pero también es mi deber: alertar al gobierno. La presidente debería ser la primera en bregar por la paz social y el reencuentro de todos los argentinos. Como en el conflicto con el campo, una vez más, me ha defraudado.
El mundo vive un momento de zozobra por la crisis norteamericana. La Argentina, habituada a dichas crisis, parecía con el "cuero duro" y con una experiencia (por cierto tristemente envidiable por la gran potencia), que le permitiría seguir su camino sin perturbarse demasiado. Sin embargo, el propio gobierno, legítimo en su origen, democrático y constitucional en sus formas, se ha encargado en hacer tambalear la estabilidad económica, que es decir lo mismo que la paz social y las instituciones que nos pertenecen a todos los argentinos. Instituciones que durante veinticinco años han demostrado solidez más allá de los avatares.
Y sí, debemos orar. Dios nos oye. Dios nos ama. Dios nos acompaña. Hace milagros. Pero no podemos cruzar el semáforo en rojo y esperar que Dios "obre". En algo tenemos que colaborar!!!
El inconcebible "manotazo" sobre las jubilaciones privadas, sobre los fondos de las AFJP, como medida de protección de nuestros queridos jubilados (presentes y futuros), me hacen recordar a la venta de YPF con el mismo sublime objetivo. Existe un hilo conductor a pesar que cambien los gobiernos: concentración y perpetuidad del poder, corrupción, despojo al pueblo... Algunos son privatistas y otros estatistas, pero la soberbia, la injusticia, la mentira, la patota y otros ingredientes, se repiten.
Las AFJP han demostrado, fuertemente controladas por un sistema rígido difícil de transgredir, que pueden tener rentabilidad y proteger y hacer crecer el dinero de los futuros jubilados. Utilizar el argumento del cobro de comisiones o la baja rentabilidad en un momento de crisis mundial como pretexto de "reestatizar", constituyen uno de los manejos políticos más ruines y elementales, en medio de una gran desinformación de la gente y el extraño silencio cómplice de gran parte de los medios.
Un nuevo "corralón" se avecina. El Estado , con el objetivo de tapar agujeros fiscales que serán gravisimos, no duda en poner en riesgo el derecho de propiedad, en manosear la voluntad de aquellas personas que optaron el año pasado por el sistema de capitalización, en sepultar (si queda algo) la credibilidad y la llegada de inversiones ante la inseguridad jurídica. Las AFJP no fueron más eficaces porque el mismo Estado (con Cavallo en el 2001, Duhalde y Kirchner luego, y ahora Cristina) les impusieron la inversión en títulos públicos, cuya cotización es manipulada por índices falsos. Creo que la mejor jubilación está dada por un buen trabajo en el presente; por la generación de riqueza y su justa distribución. Todo en el marco de reglas claras e inmutables de forma intempestiva. Como en la crisis del campo, nos queda el Congreso. Parece que esta vez no estará el "voto no positivo" de Cobos. De cualquier manera, espero que se dé un debate profundo y se develen muchas verdades hasta ahora solapadas.
Vuelve a mi memoria un versículo (Isaías 61:8): Dios ama el Derecho y aborrece el latrocinio.
Dr. Hugo Turrini
Una vez más, sé que más allá de la ideología del grupo gobernante debo defender las instituciones y la voluntad de la mayoría. Lo seguiré haciendo. Es mi deber de ciudadano. Pero también es mi deber: alertar al gobierno. La presidente debería ser la primera en bregar por la paz social y el reencuentro de todos los argentinos. Como en el conflicto con el campo, una vez más, me ha defraudado.
El mundo vive un momento de zozobra por la crisis norteamericana. La Argentina, habituada a dichas crisis, parecía con el "cuero duro" y con una experiencia (por cierto tristemente envidiable por la gran potencia), que le permitiría seguir su camino sin perturbarse demasiado. Sin embargo, el propio gobierno, legítimo en su origen, democrático y constitucional en sus formas, se ha encargado en hacer tambalear la estabilidad económica, que es decir lo mismo que la paz social y las instituciones que nos pertenecen a todos los argentinos. Instituciones que durante veinticinco años han demostrado solidez más allá de los avatares.
Y sí, debemos orar. Dios nos oye. Dios nos ama. Dios nos acompaña. Hace milagros. Pero no podemos cruzar el semáforo en rojo y esperar que Dios "obre". En algo tenemos que colaborar!!!
El inconcebible "manotazo" sobre las jubilaciones privadas, sobre los fondos de las AFJP, como medida de protección de nuestros queridos jubilados (presentes y futuros), me hacen recordar a la venta de YPF con el mismo sublime objetivo. Existe un hilo conductor a pesar que cambien los gobiernos: concentración y perpetuidad del poder, corrupción, despojo al pueblo... Algunos son privatistas y otros estatistas, pero la soberbia, la injusticia, la mentira, la patota y otros ingredientes, se repiten.
Las AFJP han demostrado, fuertemente controladas por un sistema rígido difícil de transgredir, que pueden tener rentabilidad y proteger y hacer crecer el dinero de los futuros jubilados. Utilizar el argumento del cobro de comisiones o la baja rentabilidad en un momento de crisis mundial como pretexto de "reestatizar", constituyen uno de los manejos políticos más ruines y elementales, en medio de una gran desinformación de la gente y el extraño silencio cómplice de gran parte de los medios.
Un nuevo "corralón" se avecina. El Estado , con el objetivo de tapar agujeros fiscales que serán gravisimos, no duda en poner en riesgo el derecho de propiedad, en manosear la voluntad de aquellas personas que optaron el año pasado por el sistema de capitalización, en sepultar (si queda algo) la credibilidad y la llegada de inversiones ante la inseguridad jurídica. Las AFJP no fueron más eficaces porque el mismo Estado (con Cavallo en el 2001, Duhalde y Kirchner luego, y ahora Cristina) les impusieron la inversión en títulos públicos, cuya cotización es manipulada por índices falsos. Creo que la mejor jubilación está dada por un buen trabajo en el presente; por la generación de riqueza y su justa distribución. Todo en el marco de reglas claras e inmutables de forma intempestiva. Como en la crisis del campo, nos queda el Congreso. Parece que esta vez no estará el "voto no positivo" de Cobos. De cualquier manera, espero que se dé un debate profundo y se develen muchas verdades hasta ahora solapadas.
Vuelve a mi memoria un versículo (Isaías 61:8): Dios ama el Derecho y aborrece el latrocinio.
Dr. Hugo Turrini
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