Muchos conocemos el versículo de Proverbios 14:34 cuando dice: “La justicia engrandece la nación, mas el pecado es afrenta de las naciones”. El diagnóstico de la Argentina está claro a la luz de esa Palabra, y seguramente también para los demás países de quienes participan de este sitio. Un país con miseria, en medio de posibilidades de abundancia, con discriminación, con explotación. Sin dudas es un país en donde no reinó la justicia. Ya el profeta Amós decía de Israel, y podríamos decir cada uno de nuestro país:”Porque yo sé de vuestras muchas rebeliones, y de vuestros grandes pecados; sé que afligís al justo, y recibís cohecho(digamos soborno), y en los tribunales hacéis perder su causa a los pobres” (Amós 5:12). Sin dudas como abogado conozco parte de esa triste realidad. Cuando estudié leyes en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) estaba en la última etapa de mi adolescencia. Mi idealismo se fue desdibujando y llegué a ver dos posibilidades: o renunciaba a mis principios y desempeñaba mi profesión paradójicamente lejos de los valores de la verdad o la justicia ; o directamente no ejercía mi profesión. Mi Fe me prohibía la primera opción. La segunda tampoco era aceptable porque un valiente soldado de Cristo no se rendiría. He decidido, a pesar de mis angustias, depresiones, frustraciones, impotencias, luchar por esa verdad y justicia. Muchas veces he sentido que mi aporte era un granito de arena imperceptible e ineficaz para cambiar algo. Pero Dios nos llama a tener paciencia. Quiere acrecentar esa manifestación del fruto del Espíritu en nosotros. Quiere que multipliquemos nuestra oración y humillación, pero también nuestra acción por un país y un mundo con justicia. En Segunda de Crónicas 7:14 se nos dice:”si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré de los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. Quiere que nos humillemos , que le busquemos a él por sobre todas las cosas, que nos arrepintamos y que pidamos perdón por los que ofenden la verdad y la justicia en nuestra tierra. Su promesa es que sanará nuestra nación. Dios nos insta que nos unamos y marchemos juntos para construir un mundo mejor y quiere que “corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo” (Amós 5:24).Trabajemos juntos para que ello se haga realidad en nuestra nación. Dios les bendiga.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
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